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jueves, 6 de mayo de 2010

Running-meditación!

Hoy ha sido un entrenamiento de los que dan en qué pensar. Más que nada por el tiempo que uno anda corriendo por el mundo, dando vueltas y paso a paso se van haciendo kilómetros.
Ya que no he puesto el resumen de la semana pasada, pero como ya comenté, no fue una semana muy propicia al rendimiento deportivo por motivos personales-laborales.
Bien, volviendo a lo de hoy: 1 hora 41 minutos 31 segundos, para un pulso medio de 153 y máximo de 175. Una distancia de 20,4 kilómetros y una media de 4:53 min/km.
En conclusión, ha sido un entrenamiento que sin buscarlo le he dado una buena vuelta a las piernas, con la camelback a la espalda y reponiendo agua de vez en cuando. Todo eso da que pensar, porque hace tiempo que no hacía estas distancias. Porque hace tiempo que no estoy tanto tiempo corriendo. Porque desde el jueves de la semana pasada no salía a correr. Porque encima me he encontrado bien y el ritmo no ha sido malo. Porque son tantas cosas que me vuelven a pensar que mucho tiene que ver la cabeza que llevamos encima de los hombros. Que somos capaces de grandes cosas y que no intentamos hacerlas por miedos. Que la experiencia es un grado. Que el sufrimiento se aprende y no se nace con él. Que hay momentos en la vida, y más todavía en el entrenamiento, que parece que estás metido en un túnel. Aislado del mundo, sólo tú, tu respiración, tus latidos y las sensaciones de cada apoyo junto a las contracciones y relajaciones musculares que se van sucediendo.
Durante este proceso se me pasó por el recuerdo una imagen que se me quedó grabada un día que rodaba con la bici por la carretera del Saler, ya de vuelta desde Cullera y cerca de tomar el camino de los arrozales en dirección a casa. Observé delante de mí a otro ciclista, que poco a poco fui cogiendo, no sin esfuerzo ya que ya volvía rápido desde hacía un rato. Al llegar a su rueda, mi sorpresa fue que era un joven, con una pierna ortopédica, y ahí estaba un domingo por la mañana con más valor que nadie, rodando a buen ritmo y sin queja ninguna. Es más, una vez en paralelo, lo saludé y me preguntó si podía ponerse a rueda. Ya sabéis lo que pude contestar. El bello de punta se me puso, de ver que alguien tan joven con un obstáculo físico de este calibre estaba haciendo lo mismo que cualquiera y además se exigía así mismo para superarse y por ello se unió a mi disfrute particular.
Grande, muy grande, no se su nombre, no conozco su vida...pero no me hace falta, porque para mí estas personas son muy grandes, porque ellos sí que son héroes y grandes deportistas de élite.
Por eso, cuando en algún entrenamiento el sufrimiento se hace intenso, recuerdo aquel momento, y parece que empiezo a flotar y a desacerme de mis quejas absurdas para centrarme en continuar paso a paso para seguir viviendo con tanta fuerza como sentí en ese momento.
Buen entrenamiento, para continuar motivado hacia el gran objetivo de la temporada.

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